sábado, 31 de mayo de 2008

Entrevista a Daniel Buren

RÉPLICA21: ¿Cuándo comenzaste a dar clases?

DB: Siempre he ensañado, de una u otra forma. Desde finales de los 80 fundé una escuela que se llamó el Instituto de Altos Estudios en Artes Plásticas, en París. La escuela funcionó de 1987 a1994. Se trató de una experiencia multidisciplinaria y de discusión que aceptaba a unos 20 estudiantes por año. Desafortunadamente el alcalde de París, un tal Chirac, decidió cortar el subsidio que se otorgaba para que la escuela funcionara y hubo que cerrar sus puertas.

RÉPLICA21: Además de la exposición que realiza su taller en México, los artistas de tu curso también realizaron una publicación con sus ideas y textos, ¿con qué finalidad?

DB: Yo quería que la revista los pusiera a discutir. Todo artista tiene que escribir algo de vez en cuando. Es una forma de hacer pública una postura. El propósito de la revista (Bouquet) era que los alumnos trabajaran juntos, desarrollaran juntos una idea.

RÉPLICA21: ¿ En general, qué papel tiene la teoría en relación con la práctica artística, y en particular en el taller que diriges en Dusseldorf?

DB: Yo no creo que exista una diferencia entre teoría y práctica. La teoría es el trabajo. La mejor teoría está dentro de la obra misma. La teoría visual se produce trabajando. Los artistas tienen que encargarse de la teoría.
Mi labor como maestro en el taller se reduce a entender cuál es la lógica de la obra que produce un artista. Aunque no esté de acuerdo con lo que propone un artista, me puedo dar cuenta y entender lo que el estudiante está haciendo. Si veo una falla en su propia lógica se lo hago saber, pero no hago un juicio de valor sobre lo que está haciendo.

RÉPLICA21: ¿Cómo descubre el proceso de un artista y permitir que sea él en el taller quien lo descubra por sí solo?

DB: Cuando veo alguna relación inmediata con la obra de otro artista o conmigo mismo trato de mostrárselo al artista y preguntar por qué lo está haciendo. Pero tienes que tener cuidado de respetar su decisión de seguir un proceso. El arte sale del arte.
Por otro lado, no creo en los valores de la originalidad o la novedad. Creo que el Minimalismo de los años 60 es una derivación de los Constructivistas de los años 20. Aun así los minimalistas todavía aportaron algo, no se puede negar que su trabajo resulta como otra piedra en el puente.
A veces puede resultar muy frustrante el aceptar que todo se ha hecho ya, especialmente para los estudiantes de arte. Yo les pido que hagan un gran esfuerzo porque todavía hay muchas cosas que no se han visto o sobre las cuales no se ha reflexionado.

RÉPLICA21: Daniel tú formaste parte de una generación que criticó severamente a las instituciones y la idea del arte, ¿qué contraste hay entre el arte conceptual de ese entonces y lo que se hace hoy? ¿Qué pasó con el arte como filosofía, como concepto?

DB: Yo siempre escribí y actué en contra de la línea del arte conceptual, defendí la existencia visual del objeto. Sin el objeto todos los discursos, aún el de la filosofía, resultan irrelevantes.
Si estás trabajando dentro del campo del arte es a través de la realización visual como se presentará el resultado. Lo importante es que debe predominar lo visible sobre la idea.
El arte conceptual fue una forma de cultivar el arte occidental reduciendo el objeto artístico al mínimo, esta es la tendencia del siglo XX. Este tipo de arte fue la condensación de la tendencia a la reducción de la visualidad.

RÉPLICA21:¿Se trató tan solo de una forma de academia vanguardista?

DB: La vulgarización del conceptual en los sesenta hasta el punto en que arte conceptual era todo aquello que no se podía clasificar, si una pintura de Robert Ryman no parecía una pintura entonces había llegado a una nueva definición del medio.

Luego vino una tendencia más restrictiva; en los 70 surgieron gente como Robert Barry o Lawrence Wiener, que con sus obras cierran el proceso de desarrollo del conceptual. Para los 80 una artista joven como Jenny Holzer emerge desde un arte que surgió y había madurado antes que ella. Y se crea la impresión de que el arte conceptual continua un discurso cuando de hecho esté ya había alcanzado su último desarrollo.